tras un pasillo y una puerta
que se abre a otro pasillo, que
sigue hasta perderse
desde un pasaje que conduce
a la escalera que remonta
a las terrazas
donde la luna multiplica
las rejas y las hojas
hasta una alcoba en la que espera
una mujer de blanco
al término de un largo recorrido
más allá de una puerta y un pasillo
que repite las puertas hasta el límite
que el ojo alcanza en la penumbra
por un zaguán en el que hay una puerta
cerrada, que vigila un hombre
en una operación combinatoria
en la que el muerto boca abajo
es otra indagación que recomienza
ante un espejo que denuncia
o acaso altera siluetas
- Julio Cortázar
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